Antes del tiempo I. ( Déjà vu y reminiscencia)

Posted in Uncategorized on 12 May 2017 by Moriarti / Amattore

Tengo recuerdos sobre vos, recuerdos que parecen sueños, pero no lo son.
Recuerdos del tiempo antes del tiempo, y recuerdos de casi todas las veces que estos caminos se cruzaron así. Llegan a mi sutilmente, como murmurantes voces que percibo sin poder comprender una sola de sus palabras o con la brutal nitidez de un sentimiento visual. Recuerdo con el corazón que ya nos hemos conocido.
Noto ahora mientras escribo esto, que es llamativo que el timbre de la voz no cambie mucho, sin importar por cuantas vidas has pasado. Recuerdo tu voz… mi voz. Y el ritual. Y el río. Y todas las tragedias, con veneno, fuego y traición. Recuerdo vernos morir, una y otra vez. Tan solo para reencarnar.
Recuerdo desear solucionarlo.

Este déjà vu debe terminar.

Debemos aprender esta vez. ¿Recuerdas?

Esto no es un poema, es algo más que debo escribir.

Posted in Uncategorized on 10 abril 2017 by Moriarti / Amattore

Dormía.

Soñaba.

Tus ojos.

Tu risa.

Tu voz.

y un mosquito me despertó.

3 a. m.  Afuera truena y llueve, el mosquito ha desaparecido misteriosamente junto con mis ganas de dormir a pesar de que deseo volver al sueño o a tu viva presencia.

De una u otra forma sigues estando, sin dudas, tan o más presente que cuando mi cabeza se posó sobre esa almohada.

 

 

 

Codicia.

Posted in Uncategorized on 15 enero 2017 by Moriarti / Amattore

Vi esta película, y me llevó de viaje en los sentimientos, me reí, me enojé, lloré al final, y tal vez no porque haya sido una excelente película, no, tal vez más porque es domingo y ayer fue un sábado de esos muy buenos, lo que significa que había de todo y en cantidad y hoy apenas puedo pensar por lo cual sentir es más directo sin la presencia dictatorial de la conciencia que censura.

La película narraba actos de heroísmo ( los cuales no pienso analizar, y menos un domingo) productos claros de una manifestación del espíritu humano mucho mas ruin, la codicia.

Y terminé de verla y salí a la calle, llovía. La calle casi desierta exceptuando mi presencia y la de un perro o dos, y me abrumó la tristeza de reconocer que también caigo en la trampa, y que corro tras cosas que no necesito y que soy otro agente de la codicia humana; que yo también estoy semidormido y que en los momentos de real felicidad (fugaces momentos) no soy consciente de lo rico que soy, de lo pleno de mi existencia y de la de los demás. Y me molestó y sigue haciéndolo (aun así reconocerlo en mi es empezar a cambiarlo) que sienta al mundo, lo toque, a través de las sensaciones de una mano medio dormida. Olvidar la plenitud de un corazón que late, olvidar eso es, para mi, un hombre sin religión… lo mas parecido a un pecado. Y hay castigo, es vivir y no verlo, es sentir cuando ya es tarde; es como un mal chiste, es como besar el fantasma de lo que realmente deseo, vivir pleno. Estar despierto.

1, 2 y Damián. ó algo así.

Posted in Uncategorized on 19 octubre 2016 by Moriarti / Amattore

Como siempre, desperté tras soñarte. ¿Cuántas veces te he soñado? Solo sé que fueron muchas, y todas las veces despierto al percibir la claridad de tus rasgos en el sueño.

La claridad atroz de lo que ya no logro ver estando despierto, como si mi mente estuviera empecinada en recordarme eso que perdí, ese privilegio, en realidad no lo perdí, simplemente en su momento lo deseché y desperdicié.

Quisiera a veces poder decirle a mi mente que todo eso ya lo sé y que una vez tras otra todo esto lastima mi Alma y corazón.

A veces pienso que el precio por haberte desperdiciado, no es el no tenerte, a veces pienso que el precio que pago por ello es no poder olvidarte y vivir entre fantasmas que es lo mismo que vivir del recuerdo.

Dijiste que ibas a caminar un rato en el estacionamiento.

Se te veía notablemente triste.

Salí detrás tuyo, solo unos minutos después.

No pude encontrarte, así que caminé calle abajo hasta llegar a la confitería.

Compre bombones sueltos y algunas de esas pequeñas botellas que se ven como las grandes de licores y whiskey, las compré para vos.

Fuera, la calle saturaba en ruido y frío. El blanco sol invernal no aportaba ningún calor, solo ofrecía una blanquecina ceguera temporal en forma de niebla.

Volví dentro y la sala estaba repleta de amigos.

Repartí entre ellos “mi pequeño botin de dulces” y te hallé.

Sonreíste al tomar los chocolates y botellitas en tus manos.

y ¡Que dulce momento es verte sonreír!

*****

13:39

El lila azulado del recuerdo,

compite en la memoria con la vincapervinca.

**********

Estaban sentados sobre el césped en una pequeña plaza de la ciudad. Charlando, tocando la guitarra suavemente. Lucas se recostó de rostro al cielo con los ojos cerrados, entonces alguien le preguntó -¿Dormís? –

No, estoy viajando – contesto él y agregó, /viajando sobre el mar, unos cuantos kilómetros mar adentro, parece ser un mar del norte pero no esta congelado, son grandes y poderosas sus olas y golpean sobre las costas, algunas de ellas son playas de arena y roca, otras enormes acantilados blancos como dientes, supongo que son rocas de calcio o antiguas ostras, no lo sé, es un hermoso lugar, el cielo es límpido, el aire igual, hermoso mar aunque se vea como un lugar desolado.-

Lentamente se incorporo hasta quedar sentado y abrió sus ojos como despertando de un sueño placentero. Damián, uno de ellos lo estaba mirando y sonreía, tal vez era el único que entendía de lo que hablaba Lucas, el único que entendió que acababa de describirles un paisaje interior. Desolado, sí, pero hermoso de por cierto. Lo que tal vez Damián no sabia era que Lucas seguía viendo ese lugar en su mente a pesar de tener ahora los ojos abiertos, pensaba en ese lugar y en quien podía imaginar ahí para llenarlo de vida, para que finalmente dejara de ser un hermoso mar desierto. La imagen se completó con la presencia de ella a lo lejos, sobre los acantilados, un magnifico sol otoñal abrigándola del viento que arremolinaba y peinaba sus cabellos hacia atrás, la vio nítidamente por un segundo o dos y después de eso la imagen se esfumó de sus pupilas retrayéndolo al mundo donde se encontraba él, en la plaza y con sus amigos. Fueron solo segundos pero el tiempo entre este y los otros mundos varía a veces y fue breve aquí pero fue suficiente allá como para que los haces de ese sol, ese mar y esa presencia tocaran su corazón. Sonrió mas ampliamente esta vez, sintiéndose muy bien en su corazón. Y sabiendo que no hay lugares ni seres imposibles para un Alma que busca el Amor.

CIRCULOS: RECOPILACION DE SUEÑOS. 1997-2013

Posted in Uncategorized on 19 octubre 2016 by Moriarti / Amattore

 

La siguiente selección de relatos corresponde a una lista mental y personal de sueños que he tenido y los cuales a pesar de que algunos se remonten a mas dieciséis años atrás dejaron tan poderosa impresión en mi mente conciente al momento de despertar que me ha sido imposible olvidarlos, recordándolos muchas veces con infinidad de detalles de la misma forma que recuerdo las escenas mas memorables de mis películas favoritas; razón por la cual algunos de estos sueños han quedado fuera de esta recopilación y trabajo sobre ellos en el formato de guión cinematográfico.

SUEÑO DE LAS AZOTEAS (Nosotros, la televisión)

Durante alguna noche del verano de 2008.

Íbamos hacia arriba, por alguna razón, la chica y yo subíamos por la escalera adosada a la gran pared plana del enorme tanque de agua del edificio. Llegamos arriba y una vez ahí, la miré y ella me devolvió una sonrisa, ella me recordaba a alguien que amé, pero no podía ser esa persona y no tenia tiempo para detenerme a mirarla, llevábamos prisa. Ya en la cima de nuestro edificio contemple las azoteas de los demás edificios, algunas de ellas mas elevadas que en la que estabamos parados nosotros, otras extrañamente escalonadas como gigantescas piezas de una formidable escalera para gigantes, sabia que tenia que correr a través de los techos, era la única manera de escapar a lo que venia; fue ahí mientras miraba los techos cuando empecé a oír la gente allá abajo, en la calle. Sonaban como suelen hacerlo siempre las gentes de las grandes ciudades, el bullicio incesante de motores y bocinas y voces que hablan o gritan con alguien más, sea otra persona en la calle, al teléfono o en sus cabezas; como sea, sonaban “normal”.

Tome de la mano a mi compañera y la guié hasta la azotea del techo vecino, de ese trepamos un poco mas y pasamos al siguiente, fuimos afortunados, la enfermiza necesidad de espacio en la ciudad había convertido los techos de los edificios en una suerte de acera en la que para recorrerla solo bastaba trepar o bajar un poco de tanto en tanto; seguimos recorriendo los techos. El primero (el nuestro) pintado en un tono bordó ajado por el sol, el siguiente verde musgo, el próximo blanco y así los colores se iban sucediendo… y el sonido en la calle cambiaba, de momento no sabia especificar en que, pero cambiaba.

Giramos a la derecha pasando junto y por debajo de cuerdas llenas de ropa sacudiéndose al viento (aún recuerdo el olor del enjuague flotando al sol )usamos una parrilla llena de grasa y carbones viejos para conseguir llegar al techo siguiente; debajo en las calles ya no se oía lo mismo, el bullicio había cambiado a gritos, gritos que provenían del interior de las casas. Solté la mano de mi compañera mirándola fugazmente como para comunicarle que ya regresaba (algo había cambiado en ella, ¿Era su cabello de otro color? ¿Sus ojos? ¿Acaso era otra persona?) Esforzándome para superar mi vértigo me asomé por una cornisa, efectivamente los gritos provenían del interior de las casas, gritos de angustia y de dolor, cada tanto oía incluso algún que otro gruñido, no animal, un gruñido humano, el que haría un humano poseído por la rabia. Me alejé de la cornisa, volví a mi compañera, tome su mano y continuamos, ahora sabia que ella ya no era la misma que me acompañaba en un principio, como lo había sido la anterior esta joven también guardaba una admirable similitud con alguien que amé, fui conciente en ese momento que estaba siendo parte de un engaño, algo o alguien quería que perdiera el tiempo y me adosaba tan adorable carga, pero no sabia cual era la finalidad de todo eso, por lo que seguí, corrimos otra vez más, llegamos esta vez a una terraza particularmente alta, desde ese punto la manzana donde nos encontrábamos no parecía cuadrada en lo absoluto sino que tenia la forma de un alucinante rectángulo que se extendía con tan solo unos pocos metros por uno de sus lados mientras que continuaba hasta el horizonte por los otros, así que continuamos corriendo hacia el horizonte, cada tanto nos deteníamos y yo volvía a espiar la calle, las cosas debajo cambiaban con extrema rapidez, de los gritos se paso al ruido de destrozos pronto el sonido de sirenas de policías y bomberos inundo el aire, mas luego el estridente arrastrar metálico de orugas militares; sin lugar a dudas algo extremadamente malo estaba sucediendo debajo, la gente corría en las calles, estaban desquiciados, se mataban entre ellos, se disparaban, se daban puñetazos, palazos o simplemente dentelladas, eran imágenes de purísimo caos , eran imágenes de la extinción de esta sociedad. Y para volver aun mas oscura mi suerte, cada vez que volvía de mirar la calle hacia mi compañera, ella cambiaba de aspecto. Corrimos un poco mas y trepamos a través de otra parrilla para llegar a la siguiente terraza, ahí fue cuando me di cuenta de que a pesar que llevábamos mas de media hora corriendo en línea recta al horizonte, no habíamos hecho mas que avanzar en circulo, ya que estábamos en la misma terraza bordó de donde salimos. El engaño había sido consumado, estaba atrapado; los gritos y gruñidos ya no se limitaban a las calles debajo, podía oírlos ahora en las escaleras del edificio, pronto llegarían a la azotea. Quien me acompañaba ahora ya no poseía ningún rasgo familiar para mi, extenuado por la carrera y sabiendo que era inútil pretender avanzar ya que de una forma u otra llegaría al mismo lugar de donde partí, giré sobre mis talones y contemplé la cornisa, mi única vía de escape, un viaje rápido hacia la acera veinte pisos mas abajo.

Con la luminosa claridad mental del que ya no tiene nada mas por perder comencé a correr. Faltando unas zancadas mas para llegar al borde del abismo, me reempuje como quien esta participando en una competencia de salto en largo, y salté.

Lo que sentí a continuación me es incluso hoy (ya fuera del sueño) difícil de describir.

Iba cayendo de espaldas hacia el piso, podía sentir la resistencia del aire, la dirección de mi cuerpo. Caí así tan solo por unos pocos pisos, luego empecé a avanzar hacia las paredes al otro lado de la calle, así como venia, de espaldas y con el impulso de la caída, mas cuando faltaba muy poco para llegar al otro lado y sin duda sufrir una espantosa muerte reventado contra los muros, percibí el ascenso, estaba subiendo rápidamente trazando una parábola de lado a lado de la calle, superé por poco la altura de los edificios del otro lado de la calle y cuando me preguntaba cuando mas ascendería, empecé a caer nuevamente, esta vez mi descenso era mas lento y diagonal, casi como un derrapar controlado, y fui a dar a una enorme azotea revestida en sin duda costosísimas baldosas de piedra lustrada, caí sobre ella a unos 45° y derrapé sobre mi espalda por algo así como unos 6 metros, atónito y desorientado por la experiencia, permanecí ahí acostado durante segundos que me parecieron inconmensurablemente largos, mirando el cielo sin mirar en realidad, como quien se salva por los pelos de un accidente y queda en ese estado que no es el de shock sino mas bien de una sorprendente beatitud. Mientras me reponía de la experiencia, oí pasos, no alcance a incorporarme cuando aparecieron en mi rango visual dos niños de nos más de 4 años, respirando como lo hacen los cachorros de perros, babeando también, me miraban con boquiabierta fascinación, no pude entonces dejar de pensar en los perros, pero sus ojos pronto me llevaron a otra cosa, había algo en ellos, algo… fijé mi vista en los ojos de uno de estos niños y noté que donde debía estar el color característico de un iris humano, sea del color que sea, este niño tenia un negro profundo, tanto o más que la misma pupila y es más… tenia pequeñas galaxias girando en ese negro abismal! Apavorado trate de pararme, pero solo logré arrastrarme hacia atrás un metro o dos, cuando ahí la voz madura y calma de un hombre. – Atrás! Déjenlo! – Los niños-perro se alejaron, el hombre se acercó a mi y me tendió una de sus manos para ayudarme a levantarme, en la otra mano llevaba un trago que sin duda él no había preparado, lucia como un millonario, sus manos eran delicadas y con las uñas arregladas, vestía una camisa de cuello alto color marfil extremadamente fina, fresca sin duda, sobre ella llevaba un saco de lino color azul, remataba el conjunto un moño del mismo tono que la camisa, su rostro era de alguien cerca de los 70 pero sus ojos (que apenas se dejaban ver detrás de sus lentes tornasolados) emanaban la energía propia de las mentes altamente brillantes, sin importar si su portador es una buena o mala persona. No se si hubiese soportado una mirada directa de aquellos ojos.

Una vez de pie, pude apreciar lo inmensa que era esta azotea, debía representar 4 o 5 veces el tamaño de una regular, no había mucho en ella más que la ya descripta pulcritud pulida de su revestimiento en piedra, una gran antena parabólica en una de sus esquinas y una mesa para patio fabricada en madera con una sombrilla estilo colonial sobre ella y tres sillas que le hacían juego, una para mi anfitrión, en otra se encontraba sentada una hermosa señorita, posiblemente una modelo, de aire cansino y desinteresado. La tercer silla presumí que era para mi. Mi anfitrión me sonrió y me dijo – Por fin ha llegado, estábamos esperando… es mas hasta tenemos el trago listo para usted- A lo que miré sobre la mesa y efectivamente había un trago igual al que él sostenía, una suerte de vermouth con naranja. Casi tartamudeando pregunté – Pero ¿Quiénes son ustedes…? la gente abajo… se están matando… ¿Quién…? – Él, sonrió esta vez con toda su boca, mostrandome los dientes más pulcros y caninos que boca humana puede tener, me tomó por uno de mis brazos a la altura del codo y me guió hasta la silla que me aguardaba, avancé con mil preguntas en la cabeza, sobre todo la gente y los niños con galaxias en los ojos, volví a preguntar mirando a mi anfitrión – ¿Qué esta pasando? ¿Quién hizo esto? – a lo que él sin perder la sonrisa contestó. -¿Eso ahí abajo? Ah, no te preocupes por eso, lo hicimos nosotros.- Bebió un sorbo pequeño de su trago, sonrió a la modelo. -¿Nosotros?- pregunté y él dijo con total calma. – Si, nosotros… la televisión.

Y desperté.

*******

Hoy

Posted in Uncategorized on 19 octubre 2016 by Moriarti / Amattore

Cuando extrañar te lleva a dar

la vuelta al perro.

Y las suelas de tus zapatos

olfatean sin hallar

las huellas de

tus antiguas pisadas.

Cuando despertás de la pesadilla

en la que te encierran.

¿Recordarás que yo soy la llave

y la puerta;

el camino

y la pisada?

Recuerda y anota en tu memoria.

Que estuve años cazando sueños y cortando plagas.

Que me detuve a la vera del tiempo para obtener mi quijada.

Y ahora que hablar puedo.

Te llamo.

Ven.

A mi.

Hoy.

Tormenta

Posted in Uncategorized on 19 octubre 2016 by Moriarti / Amattore

Tormenta.
inevitable notar su presencia.
la calma se torna agitación.
y me pregunto… quien detendrá esto ahora?
si la tormenta soy yo.
Sabrás vos que existe la calma despues de ella?
y que tras ese caos de agua y fuego, existe la compasión?

Diapositivas I (debes creer cuando digo que no recuerdo)

Posted in Uncategorized on 19 octubre 2016 by Moriarti / Amattore

Hay noches en las que llegado el momento, algo se rompe dentro de mi cabeza.
La conciencia se desmorona, y logro notar eso recién al otro día a través de la evidente ausencia de recuerdos. No me refiero a pequeños lapsos de tiempo perdido, cualquier bebedor regular en un punto u otro los padece. Hablo de una mente en completo blanco ó negro que al fin y al cabo es lo mismo, es como sentir el vacío abrazándote, la cabeza y el corazón en un abrazo ciego. […] Algunas otras veces, esta suerte de inconsistencia mental me deja rastros, en ocasiones lo suficientemente completos como para yo pueda hilar escenas que en un principio siempre creo sueños. Una de estas últimas veces fue así, y tan solo me dejó esto…

Mi mano en una cintura, y una femenina boca en primer plano.

El sonido del viento en las hojas de arboles que nunca logre enfocar bien. Y menos aún saber donde es que estaban esos árboles ni donde estaba yo.

La prolongada sensación de caminar entre la niebla, pensar entre la niebla, oír entre la mas densa niebla.

Sé lo bajo que me siento en días así es solo el reflejo equivalente de lo ruin que fui en las horas anteriores a eso. Ahora te pregunto ¿Realmente me crees cuando te digo que no recuerdo nada?

 

L.

Posted in Uncategorized on 24 junio 2016 by Moriarti / Amattore

I.

La magia de la fotografía

me trae tus ojos.

¿De cuantos ojos más me deberé enamorar, hasta que lleguen esos que al mirarme me llenen de paz y finalmente pueda descanzar?

II.

Oí su voz tan solo una vez.

y un rayo de luz

atravesó la oscuridad.

Los que sueñan siempre viajan, incluso a donde no quieren ir.

Posted in Uncategorized on 19 julio 2015 by Moriarti / Amattore

Despertó, se sentó al borde de la cama en un movimiento casi automático. Como tantas otras veces se sentía agotado, con la mente confusa, los pensamientos pesados; había claridad en cada imagen mental pero estas imágenes solo traían consigo más confusión. Una vez más había soñado, y sus sueños eran tan vívidos como la vida misma puede ser o incluso más, a veces eran como secuencias de películas que trascurrían plácidamente frente a sus ojos, en otras ocasiones lindaban la locura o la pesadilla por lo veloces, terroríficos o inabarcables, como ese en el que soñaba estar parado en una suerte de trampolín de cristal que flotaba en alguna parte de lo profundo del espacio, y él parado justo al borde veía como los astros se acercaban, más y más, sabiendo (con esa certeza propia de los sueños) que todo colapsaría en un solo punto y la única forma de evitarlo era calculando él mismo, numero tras numero el devenir de cada astro, uh, y el aborrecía los cálculos.
Esta vez no podía recordar sobre que había sido el sueño, solo sabia que una vez más lo había agotado, y una vez más en el sueño él era otra persona, en otro tiempo y otro lugar; miró sus manos por unos segundos y las comparó con esas que en sueños había visto, era evidente que había sido alguien más; alzó su mano izquierda, acarició sus ojos cansados, su frente y siguió por su cabeza rapada hasta la nuca dando pequeños masajes circulares a la base del cráneo, ese gesto siempre le había proporcionado un poco de tranquilidad mental. Siguió así por unos segundos más hasta que empezó a sentir frío en el cuerpo, rápidamente volvió a meterse bajo las sábanas, se recostó, la noche fuera parecía tener muchas horas más por delante, recostado se volvió de cara al techo, observó como las luces de la calle a través de la persiana dibujaban pequeños rectángulos anaranjados sobre la pared, esos mismos que durante su infancia hacían las veces de ventanales de una misteriosa y oscura nave nodriza, se rió para sus adentros al recordar eso. Cerró los ojos, un hedor húmedo lo envolvió, oyó un chasquido a su derecha, un siseo reptiliano, abrió los ojos, giró su cabeza para ver… y despertó.